viernes, 18 de octubre de 2013

BIODIGESTOR VACUNO. Cómo capturar los gases del Rumen

Investigadores del instituto lograron recolectar, purificar y comprimir los gases que emiten los bovinos para utilizarlos como fuente energética. Luz, calor, heladeras y hasta un auto pueden funcionar con este biocombustible.

Una forma económica y práctica de secuestrar emisiones y utilizarlas como sustituto energético
¿Imagina un vehículo que funcione con metano generado en el rumen de las vacas? Además de ser fuente de alimento, estos animales emiten gases que pueden proveer energía alternativa para uso doméstico. Técnicos del INTA demostraron que es posible capturar el metano de los bovinos, transformarlo en biocombustible y utilizarlo para generar luz, calor, alimentar una heladera y hasta el motor de un auto.
“Como los bovinos liberan Gases de Efecto Invernadero (GEI) a la atmósfera, proponemos una forma económica y práctica de secuestrar esas emisiones y utilizarlas como sustituto energético”, afirmó el coordinador del grupo de Fisiología Animal del INTA Castelar, Guillermo Berra. Hacia el año 2050, se prevé que disminuyan las reservas petroleras y aumente la necesidad de dar con fuentes de energía alternativas y renovables. Ante ese panorama, el uso de gas natural comprimido podría suplirse con este logro.
Entonces, la energía obtenida de las vacas serviría para que, “en aquellos lugares donde no llega la convencional, los productores tengan una alternativa para cocinar, iluminar sus viviendas e, incluso, manejar sus autos”, indicó el investigador.
De acuerdo con uno de los técnicos que participa del proyecto, Ricardo Bualo, el biometano purificado y comprimido puede ser utilizado para generar energía calórica, lumínica y motriz. “Una vaca emite alrededor de 300 litros de metano por día, que pueden ser utilizados para poner en funcionamiento una heladera de 100 litros de capacidad a una temperatura entre dos y seis grados durante un día completo”, afirmó.
Para los investigadores, esta propuesta sustituye una alícuota de energía que permitirá reducir los costos que insumen algunas actividades productivas. Según Bualo, será necesario transferir este conocimiento a los productores para que su utilización se multiplique.

Un problema convertido en solución

Además de brindar respuesta a la falta o escasez de fuente energética, esta iniciativa busca disminuir la cantidad de GEI que se emanan al ambiente. De acuerdo con un informe de la FAO, las emisiones asociadas a las cadenas productivas de la ganadería representan el 14,5 por ciento de todas las emisiones de origen humano y, entre las principales fuentes, se encuentran las producidas durante la digestión de las vacas (39 por ciento) y la descomposición del estiércol (10 por ciento).
Al respecto, Berra manifestó que se busca “aprovechar la fermentación anaeróbica que tiene lugar en el interior del rumen para obtener energía renovable e implementar un mecanismo de reducción de esos gases”.
Los investigadores de Castelar compararon la funcionalidad de un bovino con la de un biodigestor y consideraron que “ambas tienen una fermentación carente de oxígeno”, aunque recalcaron que “producen metano y dióxido de carbono en proporciones diferentes”.
En este sentido, Berra indicó que “en períodos invernales, el biodigestor necesita de energía para alcanzar temperatura óptima de fermentación, mientras que la vaca, por su propio metabolismo, mantiene 38,5 grados de forma contínua para hacerlo. Además, el biodigestor necesita ser cargado y descargado por el personal, y la vaca se alimenta y desecha sola”.
Preciso y casero
Para la captura del gas, los técnicos del INTA utilizaron un sistema de cánulas comunicadas directamente con el interior del rumen donde se forman los gases que contienen metano para llenar una bolsa plástica que, a modo de mochila, se ubica en el lomo del animal. Según indicó el coordinador del proyecto, “la cantidad de gases recolectados varía según el alimento ingerido y el tamaño del ejemplar: una vaca adulta emite cerca de 1.200 litros de gases totales por día, de los cuales, entre 250 y 300, son metano”.
Debido a que el animal genera diferentes gases, la iniciativa propone el uso de un compuesto industrial como la monoetanolamina (MEA), en un 25 por ciento para extraer el dióxido de carbono y el ácido sulfhídrico y purificarlos hasta obtener una concentración de alrededor de 95 por ciento de metano.
Según explicó Bualo, para que la acción de la MEA sea más eficiente, se utilizó un método de burbujeo similar a los que se usan en las peceras, debido a que “las burbujas hacen que haya más superficie de gas que se expone al compuesto y se purifique hasta que la concentración de metano sea mayor al 60 por ciento”.
Luego, se lo somete a un método de compresión sencillo para ser incluido en garráfas. De acuerdo con el responsable de ese proceso, Diego Mena, “se utilizó una bici-bomba que consiste en una bicicleta fija con un pistón incorporado que permite movilizar el gas y comprimirlo”.
Así, este “digestor de cuatro patas” podría ofrecer una doble solución: generar energía de manera eficiente y sustentable y evitar la acumulación de GEI en la atmósfera.

Más información:

Revista RIA

jueves, 10 de octubre de 2013

Otra tierra. XXI Congreso AAPRESID

IIR en el congreso de AAPRESID
Profesionales del IIR estuvieron presentes en el evento que concitó la presencia de 4000 asistentes que participaron de actividades del programa que se basa en plenarias de la agricultura y que convocó a disertantes de primer nivel con una nueva consigna: pensar otra tierra, cercana, posible, necesaria.
Fue importante la actividad que se desplegaron en Talleres que tenían como objetivos analizar y evaluar estrategias y decisiones en el corto y el mediano plazo. Reconocidos investigadores, productores ejemplares y profesionales independientes, compartieron su visión y su experiencia en un diálogo abierto con los participantes de cada taller en seis salas en simultáneo.
En este contexto se organizó, de manera conjunta, un “Taller de aplicación eficiente de fitosanitarios” el día 8 de Agosto a cargo de Mario Bogliani, investigador de este Instituto. De la propuesta participaron cerca de 100 personas en su mayoría relacionadas con la producción agrícola y la aplicación de agroquímicos, quienes tuvieron una activa participación del taller. En él se profundizaron conceptos que hacen al proceso de aplicación de fitosanitarios y los principales condicionantes que modifican la calidad de las prácticas. Se abordaron cuestiones que hoy están en la agenda de la sociedad: problemáticas como la deriva y su impacto sobre la salud y los recursos naturales, y se trabajaron aspectos relacionados con las aplicaciones periurbanas, las leyes de uso seguro de fitosanitarios y decretos reglamentarios que definen las zonas de exclusión o tratamiento condicionado a cuestiones ambientales y tecnológicas.
La dinámica del taller fue presentar brevemente los puntos detallados y generar un debate con los asistentes, que se vio plasmado en una importante cantidad de preguntas y consultas al finalizar el mismo.
Paralelamente, otros investigadores de este Instituto, participaron de las actividades propuestas en el congreso, de manera de intercambiar información y debatir sobre aspectos relacionados a la eficiencia de los procesos de aplicación de fitosanitarios.





Más información:

Mario Bogliani - mbolgiani@cnia.inta.gov.ar